Quiero una piel a prueba de balas,
un corazón con cinta aislante
y unos labios que sepan besar y callar.
Quiero ganas de dejar de morderme las manos,
música que no me recuerde a ti
y días libres para mi garganta,
que ya ha colgado la bandera blanca
y ha pedido libertad por mí.
Quiero mirarte y no romperme por dentro,
dos segundos de margen
porque seguro que me pilla antes de que acabe,
y quiero ser sin ser en pedacitos.
Quiero que mi boca no me tenga miedo,
que mis brazos no tiemblen
y que mis rodillas jamás se toquen,
que mis pies se paren si quieren,
pero que nunca vayan hacia atrás.
Quiero saber respirar con los brazos abiertos,
entender que nunca nadie podrá
agarrarme por el cuello y justificarlo,
que soy enteramente libre y mía
y si algún día decido ser de alguien:
será mi decisión.
Quiero a alguien con los ojos abiertos,
con la cabeza en el siglo XXI
y muchas ganas de nunca darse por vencido.
Que si de algo estoy segura
es de que no hay camino de vuelta,
sólo un eterno camino de ida.
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